Ciertamente son muchas las ocasiones en que la realidad supera a la ficción. Me refiero a una noticia leída recientemente que refiere el contenido de una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Córdoba a la cual no he tenido acceso de momento, que debido al tabaquismo del padre, acuerda sustituir la guarda y custodia compartida (padre y madre), por la custodia otorgada únicamente a la madre.
Evidentemente la motivación en la adopción del acuerdo judicial nada ha tenido que ver con el género de los progenitores, y si con el excesivo tabaquismo de uno de ellos, el padre, a juicio de la Sala.
Según la sentencia, los menores de 10 y 13 años se veían obligados a soportar en la vivienda un ambiente cargado de humo como consecuencia del tabaquismo del padre, el cual incluso fumaba en la habitación de unos de sus dos hijos, como así lo han relatado en su exploración.
La Audiencia Provincial para adoptar esta decisión también considera otros datos, como el poco interés del padre por preservar la salud de sus hijos, evitándoles ambientes cargados de humos, o el hecho de anteponer su adicción por el tabaco a la salud de aquellos.
De ello concluye la Sala que los menores deben estar protegidos de este factor de riesgo del que la actual sociedad protege a todos los ciudadanos independientemente de su edad, apercibiendo en la resolución al padre del riesgo que supone su conducta para la salud de los menores, especialmente en las estancias y periodos vacacionales.
Ciertamente la evolución acaecida en las últimas dos décadas en relación con el tabaco y las conductas asociadas a su consumo ha sido asombroso; basta ver películas no tan lejanas en el tiempo, para apreciar las diferencias habidas. Aún recuerdo el fantástico y deslumbrante vaquero del anuncio de Marlboro.
Pensemos que en nuestra generación, en mi caso 1956, en el interior de los vehículos nuestros padres podían fumar acompañados de nosotros, sus hijos, y nadie se rasgaba la vestiduras, era algo absolutamente normal, entre otras cosas porque aún no se conocían con detalle las desastrosas consecuencias del tabaco para la salud de los fumadores, activos y pasivos.
Hoy en día esta situación ha cambiado, ha sufrido un cambio radical, y a nadie medianamente normal se le ocurre fumar en el interior del vehículo en compañía de terceros, y con mayor motivo, si estos son menores de edad. De igual manera, personalmente entiendo que cada uno en su domicilio fume en la terraza, en una estancia de la casa, en el interior de un armario o donde considere oportuno, pero en cualquier caso le debe estar vedado trasladar las consecuencias de su adición al tabaco a terceros, y con mayor motivo a sus hijos.
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